El consumo en los felices años 20

 Después de la Primera Guerra Mundial, el mundo —especialmente Estados Unidos— experimentó una transformación social y económica sin precedentes. Los años 20 fueron una época de explosión cultural, modernización tecnológica y optimismo económico. Fue también el nacimiento de la cultura de masas tal como la conocemos hoy. La producción en masa, impulsada por el modelo fordista, permitió que miles de productos llegaran a millones de hogares: radios, automóviles, electrodomésticos… El automóvil dejó de ser un lujo para convertirse en símbolo de libertad y modernidad. La publicidad moderna nació en este contexto, no solo para informar, sino para crear necesidades: belleza, estatus, juventud eterna. Las grandes marcas empezaron a formar parte de la identidad de las personas. Al mismo tiempo, el cine —con Hollywood a la cabeza— se convirtió en el entretenimiento favorito. Las estrellas del cine mudo eran íconos globales. La radio conectó a millones con noticias, música y deportes en tiempo real. Las mujeres empezaron a liberarse del corsé social: las flappers bailaban jazz, fumaban en público y desafiaban los moldes tradicionales. Pero todo este esplendor tenía bases frágiles. El crédito fácil y la especulación financiera ocultaban una economía desequilibrada. En 1929, con el crack bursátil, ese sueño de consumo masivo se vino abajo. Sin embargo, los años 20 marcaron el nacimiento de un nuevo modelo social: el del ciudadano consumidor, que aún hoy domina nuestras sociedades.


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Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.