"Aquellos que no puedan recordar el pasado están condenados a repetirlo." Filósofo George Santayana

Esta frase cobra sentido cuando pensamos en lo que sucedió en esos años de entreguerras. Tras la Primera Guerra Mundial, el mundo fue devastado y muchos pensaban que nunca más se repetiría una guerra similar. De hecho se llegó a pensar que sería "la guerra que pondría fin a todas las guerras". Pero no fue así. No tardó mucho en comenzar otra guerra todavía más destructiva. La segunda guerra mundial.

Esta situación fue causada, entre otros motivos, por no corregir varios errores que se habían cometido al finalizar la Primera Guerra Mundial. Por ejemplo: el Tratado de Versalles, que impuso unas condiciones muy duras a Alemania: luchas territoriales, fue culpabilizaba de la guerra, y tuvo que llevar a cabo el pago de una gran cantidad de reparaciones económicas, lo que generó un gran descontento en la población, que se sentía humillada y empobrecida. De esta forma, fue fácil para Hitler levantar los ánimos de la gente y convencerles de que él podía recuperar el orgullo perdido y levantar el país.


Adicionalmente, en la década de 1930 las democracias fueron cayendo y comenzaron a aparecer regímenes totalitarios como el nacionalsocialismo o el fascismo que prometían orden y soluciones rápidas. Y todo esto desembocó directamente en la Segunda Guerra Mundial.


Por esto, es por lo que esta frase de Santayana debe hacernos comprender que el estudio de la historia es sumamente importante no para sacar buenas notas sino porque la historia también nos explica los errores que cometieron las distintas generaciones pasadas y nos enseña como evitarlos. La memoria histórica nos ayuda a que no se cometan nuevamente tragedias como las guerras mundiales, puesto que recordar el pasado es una forma de cuidar el presente, o, si se quiere, de cuidar el futuro.





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Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.