Si alguien puede adentrarse en la vida de otra época, está adentrándose en la propia vida

 La célebre frase de Eliot "Si alguien puede adentrarse en la vida de otra época, está adentrándose en la propia vida"  alude a que, al mismo tiempo que se estudia el pasado, al sumergirse en las experiencias de épocas (emotividades, conflictos, búsquedas de sentido, etc.) pasadas, no solo se llega a comprender la época, sino que también se llega a obtener un hallazgo esencial anecdótico sobre uno mismo. Las experiencias pasadas, tanto las literarias como las históricas, hacen aflorar las preguntas y los dilemas eternos que, con mayor o menor fuerza, están también presentes en la vida humana de este tiempo. Por ende, entrar en la vida de otra época puede servir para reflexionar, de forma cuestionadora, sobre la propia existencia. Pensemos, por ejemplo, que lees una novela clásica como Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. La historia narrada puede referirse a una época y un lugar específicos, pero, al mismo tiempo, los temas universales que se cuelan también en la novela -el amor, la soledad, el poder, el destino, etc.- pueden resonar en lo más profundo de ti. Es evidente que los personajes pueden ser de tiempos y lugares lejanos, pero las vivencias que van teniendo esos personajes son, en cierto modo, un espejo de las emociones y los dilemas de tu vida actual. Con lo que está claro que, al conocer una época, también te conoces a ti mismo. 




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Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.