La caida del Bank of United States
En 1929, el Bank of United States era uno de los bancos más grandes y de más rápido crecimiento en Nueva York. Fundado en 1913 por inmigrantes judíos liderados por Joseph S. Marcus, el banco se había expandido rápidamente durante los años 20, llegando a tener más de 60 sucursales y más de 200,000 depositantes para finales de la década.
En ese año clave, el banco gozaba aún de cierta reputación y crecimiento, pero también comenzaba a mostrar signos de debilidad estructural. Sus prácticas eran agresivas: otorgaba muchos préstamos hipotecarios y comerciales, y estaba fuertemente expuesto al mercado inmobiliario y bursátil, lo cual lo hacía vulnerable. Aunque el crack de Wall Street en octubre de 1929 no lo afectó de inmediato, minó la confianza general en el sistema financiero.
En este contexto de incertidumbre y rumores, las dudas sobre su solvencia comenzaron a crecer. Aunque en 1929 el banco aún no había colapsado, ya enfrentaba un entorno hostil que llevaría, apenas un año después, a una corrida bancaria y su posterior quiebra en diciembre de 1930. Su nombre, que sugería respaldo oficial, contribuyó a una falsa sensación de seguridad entre los pequeños ahorradores.