“La historia no se repite, pero rima”
Creo que esta frase tiene mucha verdad, y me hace reflexionar sobre lo importante que es aprender de la historia. Siento que la humanidad, a pesar de avanzar en la tecnología o en la ciencia, sigue cayendo en los mismos errores porque no siempre prestamos atención a las lecciones del pasado. Me parece triste que, después de tantas guerras, revoluciones y luchas por los derechos, todavía existan conflictos y desigualdades que se parecen demasiado a los de otras épocas.
Me impacta pensar en las guerras actuales. Aunque no sean tan grandes como las mundiales, todavía hay países que se atacan o invaden a otros por intereses económicos o territoriales. Es frustrante ver que, a pesar de conocer las consecuencias devastadoras de los conflictos bélicos, los líderes mundiales siguen eligiendo la violencia en vez del diálogo. Me hace preguntarme si realmente hemos aprendido algo de las tragedias del siglo XX, o si estamos condenadas a repetir los mismos patrones una y otra vez.
También me duele ver que las luchas sociales siguen siendo necesarias. Admiro muchísimo a las mujeres que pelearon por sus derechos hace más de cien años, pero que en pleno siglo XXI todavía haya que exigir igualdad salarial o justicia para las víctimas de violencia de género es muy frustrante. Lo mismo pasa con otras causas, como el racismo o la discriminación, que deberían ser cosas del pasado, pero siguen muy presentes en la sociedad. A veces pienso que la historia avanza muy lento, y que los cambios reales solo ocurren cuando la gente se organiza y se niega a aceptar la injusticia.
En el tema económico, me genera impotencia ver cómo se repiten las crisis y siempre afectan más a las personas vulnerables. Saber que después del crack del 29 se cometieron errores similares en 2008 me hace pensar que a veces las poderosas solo buscan su propio beneficio, sin importarles las consecuencias para las demás. Me parece injusto que los que toman las decisiones que provocan estas crisis casi nunca son las que sufren las peores consecuencias.
Al final, creo que la historia puede ser una herramienta muy poderosa si sabemos aprovecharla. Me gustaría vivir en un mundo donde las líderes y la sociedad realmente aprendiera del pasado para no repetirlo. Ojalá podamos romper ese ciclo y empezar a construir un futuro donde la historia ya no rime con sufrimiento, sino con progreso, justicia y humanidad.